La Flexibilidad psicológica. Clave para la salud.

Una gran parte de los problemas psicológicos y emocionales se debe a la inflexibilidad psicológica, esto es la incapacidad para cambiar o mantener comportamientos en función de lo que la situación permita y siempre de acuerdo con lo que necesitamos y valoramos para nosotros.

La inflexibilidad psicológica o rigidez mental se debe a varios errores en nuestra forma de pensar y actuar:

  • Orientación al pasado o al futuro, incapacitando a la persona estar en el momento presente.
  • Falta de claridad de lo que necesito y valoro para mí.
  • Actuar de forma no consistente con lo que para nosotros es valioso.
  • Fusión con los contenidos mentales y tomarlos como la realidad.
  • Evitación experiencial. Soluciones ineficaces a los problemas, que seguimos manteniendo una y otra vez, y los intentos de control de nuestras experiencias internas, emociones, sensaciones, pensamientos, recuerdos, que tratamos de evitar.

La flexibilidad psicológica consiste en estar en contacto con el presente y actuar según lo que requiere la situación, aceptando las experiencias internas desagradables inevitables en la vida en el contexto de nuestras metas y aspiraciones personales.

Veamos cómo conseguir ser flexibles psicológicamente:

  • Aceptar la experiencia tanto interna como externa y actuar según lo que necesitamos para tener la vida que valoramos. Es decir, dejar de evitar.

Hay estrategias de evitación manifiestas:

  • Evitar situaciones molestas, pasividad, no hacer nada.
  • Conductas compulsivas para no sentir el malestar, como compras, actividad frenética, juego patológico.
  • Adicciones a sustancias.
  • Problemas con la alimentación.

Estrategias encubiertas:

  • Preocupaciones por el futuro, “y si…”
  • Rumiaciones o pensamiento circular “¿por qué a mí?
  • Darnos razones para justificar conductas ineficaces o perjudiciales.
  • Culparnos o culpar a otros.

Se trata de cambiar o mantener nuestro comportamiento, según requiera la situación y lo que necesito, incluso en presencia de la adversidad y el malestar. Esto es comprometernos con nosotros mismos.

  • Descubrir y clarificar que valoramos para nuestra vida.

El bienestar no es ausencia de malestar, es encontrar nuestro propósito y actuar coherentemente con ello.

Implicarnos en el mundo y la vida. Enriquecer nuestra vida en vez de limitarla.

  • Defusión cognitiva. Es tratar los pensamientos como un proceso, no como la realidad.

Cambiar la función del pensamiento para que deje de ser un disparador de conductas ineficaces. Convertirnos en el observador de los contenidos mentales y utilizar el pensamiento para solucionar los problemas que se presentan cuando actúo en la dirección que deseo.

Se trata de contactar con las consecuencias de la conducta y atender menos al lenguaje, lo que nos decimos sobre lo que interpretamos que ocurre.

  • Yo como contexto, que es lo contrario del yo conceptualizado, rígido.

Conciencia de la experiencia y librarnos de las etiquetas y evaluaciones que nos ponemos, normalmente reflejo de las que nos han puesto otros antes. Dejar de darnos razones para actuar de determinada forma, “yo soy así”

Observamos la actividad mental sin etiquetas y sin dejarnos afectar por ella.

Nuestro yo es un lugar seguro, pero no esa etiqueta que nos ponemos y nos limita.

  • Contactar con el presente. No vivir en el pasado o el futuro. Atender a la realidad no a como nos contamos que son las cosas. Creamos así alternativas distintas en vez de tener una visión rígida de cómo debe ser todo.
  • Compromiso con nuestros valores. Somos libres para elegir, esta libertad solo es posible con responsabilidad y compromiso para ir en la dirección que elegimos.

No se trata de lo que nos apetece en cada momento, ni de estar bien a toda costa, si no de lo que necesitamos para ir en la dirección que queremos ir a pesar de que vamos a sentir incomodidad en muchas ocasiones.

Generar cambios cuando sean necesarios y no evitar el malestar que supone hacer frente a las barreras que surgen.

La flexibilidad psicológica es salud mental y en consecuencia física. Su contrario, la inflexibilidad, es origen o al menos participa en diferente proporción en casi todos los problemas psicológicos y emocionales, como ansiedad, fobias, depresión, obsesiones, baja autoestima, adicciones, problemas alimentarios, problemas de pareja, disfunciones sexuales, estancamiento vital, y muchos otros.

Para cada paso con el fin de lograr la flexibilidad psicológica, igual que para eliminar la rigidez o inflexibilidad, la Psicología y su rama aplicada a la salud, la Psicoterapia, dispone de innumerables técnicas, formas de cambio y experiencias de aprendizaje, que demuestran cada día en la práctica su eficacia.

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